Esta artista colombiana abre un portal hacia los sueños para encarnar otro universo, los deseos más viscerales se hacen realidad en su arte, entre la pintura, el óleo y la fotografía.
Abres los ojos dentro de un sueño, se rompe la brecha del deseo mientras la imaginación corre a toda velocidad para realizar acciones que finalmente parecen hechas de vida. Un ser con características extrañas entra en tu mundo, es la conciencia quien crea el reflejo de tu ser en un sueño que puede llegar a durar varias horas. El espacio es árido y el cielo se torna gris por la manifestación de las inseguridades y miedos. Los objetos cobran vida, es una personificación que hace agradable su visita, pero los ojos siguen ahí, mirando los actos, asechando el momento de alegría y de equivocación, es un mundo de maravillas, un espacio en donde los deseos se manifiestan, con disfraces cotidianos, con trajes de fantasía.
Parece la invención de una historia mágica, pero es la interpretación de los sueños que se tornan en obras de arte, cuadros que se mezclan entre lo digital, la pintura y la captura de objetos que representan los deseos dentro de las historias que empiezan a cobrar vida luego de que la artista Carolina Amaya duerme y sueña.
Esta colombiana con gran afinidad al arte desde muy pequeña estudió medios audiovisuales y artes plásticas, su pasión por la pintura y el dibujo la llevaron a involucrarse en el mundo de la publicidad como creativa en grandes agencias de publicidad en Colombia como Leo Burnett y Sancho bbdo en la que actualmente hace parte. Participó en el congreso Trimarchi DG en el 2006 en Argentina, país en el cual vivió por algún tiempo y en el cual realizó un posgrado de morfología en la UBA (Universidad de Buenos Aires).
Los sueños empiezan a tener una cavidad importante en la vida de Carolina cuando en Argentina hace diez años, sueña con un estallido de colores que logra crear cierta fascinación por lo que se imagina al dormir. Es así que decide registrar cada sueño, con bocetos, palabras o herramientas que no logren perderse en el subconsciente del ser humano. “Tengo actualmente unas quince libretas escritas. Cuando empecé a pintar esos sueños me empecé a involucrar muchísimo con el sicoanálisis, con la parte sicológica. Lo que yo hago en mis obras es analizarme sicológicamente”. Dice Carolina Amaya.
A su regreso a Colombia, se convierte en discípulo del maestro ya fallecido Armando Villegas, uno de los pintores más importantes en Latinoamérica en el arte contemporáneo. En el año 2013 fallece el maestro dejándole a Carolina infinidades de indagaciones por el maravilloso universo de los sueños y empieza a realizar una investigación profunda sobre el tema.
“Tomé la decisión de investigar sobre los sueños porque no se lo puedo dejar a los escritos más banales, a esas interpretaciones de los sueños que son tan estúpidas”. Reitera la artista.
De la mano de un filósofo y un sicoanalista, empieza a estudiar los sueños utilizando las corrientes de pensadores importantes de la historia. A partir de la teoría de Freud quien dice que los sueños son el reflejo de los deseos y las represiones que se basan en las ideas latentes que son las emociones, sentimientos, deseos y miedos; y con los restos del día, imágenes que el subconsciente atrapa. Desde la teoría del sicólogo Carl Gustav Jung quien dice que el conocimiento colectivo se asocia con los sueños en donde todo lo que soñamos cada uno lo toma de manera parecida. Y, desde la perspectiva del psicoanalista Jacques Lacan, quien refuta el papel importante de las palabras y de la parte del lenguaje dentro de los sueños.
“La obra que estoy trabajando tiene un argumento científico y tiene un argumento espiritual por así decirlo y es representar esos deseos, cuestionarme sobre el ser humano en cuanto a sus intuiciones, cómo son, cómo piensan, como sentimos, que es lo que nos hace ser seres humanos a partir de los sueños”. Explica Carolina Amaya
Series como “El último jardín rojo” con cuatro obras que evidencian mujeres con rasgos que las distinguen, los cortes en el rostro, elementos corta punzantes dentro de una mesa de té en diferente escenarios, Carolina empieza a reflejar sus deseos más íntimos y adaptarlos ala realidad mediante sus hermosas pinturas. Al respecto la artista dice: “En esta serie yo soñaba que era cuatro mujeres distintas en el sueño. Hablo de lo que estamos hechos por dentro, nosotros somos la propia madre naturaleza pero nuestras mentes corruptas no nos dejan evolucionar en ese sentido”.
Sus influencias artísticas van desde las esculturas de Salvador Dalí, pasando por el arte surreal de artistas como Remedios Varo, Rufina Tamayo, Hans Bellmer y su gran maestro el artista colombiano Armando Villegas. Su trabajo ha estado expuesto en Colombia en la Galería Casa Cuadrada y en Nueva York en la exposición colectiva American Illustrators, actualmente se encuentra mostrando su proyecto en la ciudad de Bogotá en Locus Espacio Creativo con su exposición titulada “La levedad en la materia”.
Dando así explicación de su trabajo basado en los deseos e interpretación de los sueños, Carolina Amaya habla con Inkult Magazine y en estas cinco preguntas da respuesta a la realización de su arte:
¿Cuál fue la primera imagen que realizó con la teoría de los sueños?
La primera fue “Ojos muchos ojos”: ojos muchos ojos, bombas muchas bombas, vidas muchas vidas, muertes muchas muertes, es como un poema. Esta imagen considero que está bajo una teoría un poco más argumentada. Igual es bueno tener la teoría pero también es bueno ser libre y embarrarla un poco en uno mismo.
Escoge la pintura pero también la imagen digital para sus obras ¿Cuál es el proceso que maneja para tener como resultado las desorbitantes obras que no dejan ni un detalle a la vista?
Primero sueño, igualmente hay cosas que no sueño y simplemente quiero plasmarlas bajo el tema de los deseos, porque en su máxima expresión te hace ser tan ser humano. Después yo pinto o planeo todo el boceto a mano con cualquier cosa, es como un proceso de experimentar, de pronto a uno le pongo plastilina, a otro le pongo telas. Los libros donde yo escribo los sueños están totalmente rayados porque yo los boceteo cuando los imagino para no olvidarme después. Seguido a esto busco fotografías, tomo las fotos a modelos o a objetos y voy armando las composiciones en digital. Después imprimo en un lienzo italiano y pinto encima con un óleo.
La particularidad de los personajes que realiza es que algunos tienen la cabeza cortada, otros un cuello muy largo, mientras que por el contrario hay algunos que son calvos ¿Cuáles son las razones porque realiza este tipo de figuras?
Hay unos personajes que recreo mediante las sensaciones, mientras otros los pinto tal cual se me aparecen en los sueños. Los sueños son desdibujados, aparecen imágenes borrosas, después analizo lo que encuentro en ese sueño y de pronto armo árboles genealógicos con los sentimientos y sensaciones que me hicieron provocar. Tomo todos esos conceptos y empiezo a generar simbolismos y objetos que me representan.
Siendo sus obras parte de sus sueños y pensamientos oníricos ¿Cómo es el proceso de interpretarlos visualmente?
Cada cuadro es una interpretación a esos sueños pero a nivel de poder representar el deseo, representar el terror, la angustia o representar el amor. Los sueños para mí son un vehículo, pero son los sentimientos y todas esas fuerzas que se arman en nuestro cerebro lo que estoy trabajando en este momento.
¿Cómo definiría su arte?
Para mí es como otra forma de vida, mi arte es como un universo paralelo, es como un sinfín de cosas que ocurren paralelas a lo que se vive digamos en la vigilia. Es otra forma de entender la vida, de entender al otro, de escuchar al otro, es otra forma de poder entender al universo, al mundo, a la humanidad; es como lo quiero proyectar, como otra posibilidad, que el pensamiento lineal con el que nos han estructurado no lo es todo, hay cuestionamientos mucho más viscerales y creo que es un mundo de los sueños y de los deseos, es el deseo tan abierto que me va a permitir escalar en otras partes.
Texto por Sandra Fernández