5QUESTIONS2 | MARIO MOROS Y SUS HISTORIAS MÍNIMAS

Os presento el trabajo fotográfico de Mario Moros: Historias Mínimas. Mario no es fotógrafo, ni está puesto al día en técnica fotográfica sino que es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales además de poseer un Máster en Periodismo por EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid; en cambio, su instagram es un claro ejemplo de fotografía del momento decisivo.

Mario fue ilustrador durante casi 10 años en diferentes instituciones y medios gráficos de Aragón (España). Actualmente y desde 2005 trabaja como reportero de cultura de fin de semana en Noticias Cuatro, habiendo trabajado anteriormente como reportero en Informativos Tele5, CNN+ y Canal+. También ha ganado varios premios como escritor, como el Premio de Narrativa Joven del Gobierno de Aragón que lo consideró en su momento el mejor escritor menor de 30 años de la Comuniad o el Ciudad de Zaragoza de Relatos.

En su instagram encontramos una serie de fotografías que reflejan la ironía de las calles, e incluso podría decirse de un país que a día de hoy se siente triste y decaído. Sus fotografías nos ayudan a tomarnos la situación y la vida con un toque de humor. Nadie mejor que él para hablar sobre ellas:

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¿Cómo surgió tu interés en buscar esos pequeños momentos efímeros? 

Yo siempre he llegado tarde a las redes sociales: Cuando descubrí Facebook todo el mundo había espiado ya a sus exnovias y exnovios para ver si eran infelices, habían engordado o se habían quedado calvos. Cuando aterricé en Twitter, Michel había sonado ya para casi todo (esto sólo lo entenderán los tuiteros). Cuando me topé con Instagram Tuna ya era una estrella y ya se habían fotografiado todas las comidas, todos los pies, todos los gatitos y todos los atardeceres de Madrid. Así que pensé que había que hacer algo diferente.

La primera historia mínima de mi Instagram la tomé cuando todavía no sabía lo que era Instagram: un grupo de niños juega al balón en una plaza justo delante de un cartel que dice… (quien quiera ver lo que dice, que la busque en Instagram). Fue algo así como “el acta fundacional” de lo que luego serían mis historias mínimas. Después, durante un viaje a París con mi mujer la pintora Rebeca Khamlichi, empecé a “ver” la calle, además de mirarla. Y allí empezó definitivamente todo. Recuperé aquella primera foto de los niños y abrí mi cuenta. El nombre hacía alusión a una película de Carlos Sorín que se desarrolla en la Patagonia argentina. Hace casi diez mil seguidores de eso.

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¿Son historias encontradas o también preparas algunas de ellas? 

Yo suelo decir que el Dios de la Casualidad y el Demonio de la Ironía caminan diez metros delante de mí preparándome las fotos. Por eso mantengo que yo no tengo demasiado mérito: me limito a apretar el botón de la cámara de mi iPhone.

La vida nos parece muchas veces un lugar triste y duro. Pero la vida es en realidad una comedia. El problema es que la vemos con el volumen apagado. Algo así como ir al cine a una  película de Woody Allen sin sonido: no tiene ninguna gracia. Pero si subimos la voz, lo entendemos todo y entonces nos parece divertida. Mis @historias_minimas son eso: algo así como subir el volumen a la vida.

Porque la Vida es una señora con mucho sentido del humor: llena el mundo de chistes, de ironía y de crítica social pero nosotros no cogemos sus mensajes y sus bromas porque no estamos atentos, porque para nosotros  la calle es sólo una obligación que tenemos que cumplir para ir de un sitio a otro. Y eso a la señora Vida le sabe mal y, claro, se cabrea y monta las que monta. Mis @historias_minimas quieren rendir homenaje a todo eso que nos brinda y dejamos pasar: son “fotos que se leen”. Son “cosas que ves en la calle si miras bien”.

Y si miras bien no hace falta modificar la realidad. Tal y como es es ya bastante interesante. Creo que, aunque lo intentase, mi creatividad y mi ingenio están a años luz de las historias que gratuitamente me ofrece la casualidad. Por lo demás ¡no hay técnica! Sólo “ver”, ser rápido y confiar en eso, en la casualidad.

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¿Qué esperas transmitir al espectador con tus fotografías? 

Bueno, yo no tengo un concepto demasiado trascendente de mis fotos, no espero transmitir nada al espectador, sólo enseñar lo que yo veo. Que con mis fotos cada cual entienda o sienta lo que quiera. La mayor parte de las ocasiones mis seguidores comparten lo que yo sentí al hacer la foto. Pero eso ni ocurre siempre ni a toda la gente que me sigue.

En cualquier caso mis historias mínimas suelen tener mucha ironía, mucha crítica social, mucha ternura hacia el desfavorecido, mucho intento de desmontar tópicos. A veces son sólo una especie de “chiste sin palabras”, sin más, un juego visual como los que había en los tebeos cuando era pequeño. Me gustaría pensar que tienen algo de greguería visual, algo de El Roto, algo de Norman Rockwell, algo de Chema Madoz, algo del Quino ajeno a Mafalda, quizá algo de Brossa…

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¿Cómo es tu proceso de búsqueda? ¿Cuando ves un lugar/escena con potencial esperas el momento justo o es al contrario y son situaciones que aparecen ante ti de repente? 

En mis fotos, CUALQUIER PARECIDO CON LA COINCIDENCIA ES PURA REALIDAD.  Mis @historias_minimas se suelen componer de un elemento fijo que adquiere un significado diferente cuando pasa delante de él un elemento móvil. Se juntan por un segundo y salta una chispa, una magia, a veces pura poesía, que un instante después desaparece. Sólo una vez he fotografiado una escena “perenne”, que sigue ahí, que no desapareció un segundo o unos minutos después de que yo la cazara. Que cualquiera puede ir hoy y volver a fotografiar (dense una vuelta por mi Instagram y descubran de qué foto se trata).

Por otro lado no soy cazador de esos que se apostan en un puesto fijo a que pase la presa y apretar el gatillo sin más. Yo camino con el móvil preparado esperando lo inesperado. Porque la Casualidad es una chica guapa que te espera tras una esquina dispuesta a tropezarse contigo. Pero muchas veces vamos con la cabeza baja, le hacemos un regate y conseguimos evitarla. ¡Y no sabemos lo que nos perdemos!

En estos dos años de historias mínimas he “educado” la mirada, me cuesta menos encontrarlas. Igual que cuando te rompes una pierna ves cientos de escayolados, o cuando tu chica se tiñe el pelo de blanco ves decenas de mujeres con el pelo de su color, cuando abres los ojos a encontrar la tragedia, la ironía, la poesía y la ternura en la calle, lo normal es que ellas salgan a tu encuentro y que, al final,  cualquier trayecto se convierte en una visita a una auténtica galería de arte fugaz.

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¿Existe alguna anécdota interesante que contar sobre alguna de tus imágenes? 

Anécdotas no se me ocurre ninguna en particular, pero hay fotos que, la verdad, ni yo mismo me las creo. Las veo y pienso: “Nooooo… ¡¡¡ No me lo puedo creer!!!¿¿Será posible??”. Si ustedes se animan a echarle un ojo a mi galería terminarán, les aseguro, exclamando algo parecido.

Siempre que me preguntan cómo consigo “cazar” las fotos yo digo que se trata simplemente de caminar con los ojos abiertos y el móvil encendido. Así de sencillo. Ya hay gente que me etiqueta en fotos que hacen “al modo historias mínimas”. Yo siempre les contesto “elhistoriaminimalismovaallegaaaaar” (mentalmente pongo la voz de Fernando Arrabal, pero eso ellos, claro, no lo saben).

Para cada historia mínima a veces sólo consigo un disparo. Otras tres o cuatro. En muchas ocasiones la emoción de haber cazado la pieza y la prisa por subirla me lleva a no elegir la mejor de ellas.  De eso me doy cuenta después. (estoy pensando subir algún día “las alternativas”, las que mejoran las que subí en su día). Otras veces no soy lo suficientemente rápido: las veo, pero cuando disparo el móvil ya se han escapado. Algunas llegan cuando ya no tengo batería. Otras cuando ya he agotado la capacidad de almacenaje de mi móvil. Todas esas las guardo en la nube analógica de mi memoria.

Para ver todas las Historias Mínimas de Mario visita su Instagram.

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