En el arte la controversia siempre estará presente, temas que a la sociedad le hagan ruido (de buena o mala manera), como el desnudo humano. El pintor argentino Ruben Lartigue nos presenta su visión acerca de este tópico que hoy en día sigue siendo tabú.
Rubén nace en Alberti, pequeña ciudad a 200 km de Buenos Aires (capital argentina) la cual lo vería crecer hasta los 18 años de edad . Con espíritu autodidacta y siendo un emprendedor, empezó a desarrollarse de manera independiente como pintor. Desde la infancia concebía la idea de estar viajando y exponiendo su obra por todo el mundo. Creyente en que el tiempo ideal para permanecer en un sitio debe ser de 3 años, lo llevó a residir en distintas ciudades del mundo- ya con la mayoría de edad-, haciendo de esta gran experiencia la mejor escuela . Integrar a su aprendizaje el ser agudo en la observación, deducir cómo llegar a ciertos colores, luces, sombras le ha ayudado a su consolidación como artista. Su obra ha sido publicada en distintos países como Alemania , EEUU, Italia, Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, entre otros.
¿Cómo nace el concepto que hoy en día constituye a los Chicos Lartigue?
Los Chicos Lartigue simplemente nacieron y como en todo nacimiento existe un porqué mítico, no así un estudio racional en la elección, sino una intuición creadora.
¿Crees que el arte siempre debe manifestar alguna crítica? ¿Por qué?
No se si el arte tiene que manifestar alguna crítica, hay obras que si lo son y lo son con previas intenciones hay otras que no, y otras que terminan manifestando una crítica sin intención alguna del artista. Creo en las construcciones personales que el espectador puede hacerse acerca de la obra.
¿Qué es lo que pretende tu obra con ese toque de “irreverencia”? ¿De qué manera intervienen estos elementos animales?
No siento que mi obra tenga un “toque de irreverencia”, son cuerpos masculinos, torsos desnudos, con una carga erótica, eso sí, inquietantes quizás, sexies, esto es irreverencia? Se que el desnudo es todo un tema en nuestra sociedad y más aún con el desnudo masculino.
En el proceso pongo toda la tensión en los atributos físicos del hombre, no así en su cabeza, eliminando de esta forma el raciocinio humano. Nos creemos los únicos seres con la gran capacidad de razonar y una de las peores cosas que hacemos es destruir, con nuestro accionar, el lugar en el que vivimos (el planeta). Por eso, convierto a los Chicos Lartigue en una nueva raza de seres, un ejército impoluto que nos invita a apreciar la belleza en todo su esplendor, superhéroes, sensuales, dioses adorables, espontáneos.
Homogeneizar la percepción de la figura masculina y femenina al desnudo, ¿es también homogeneizar el cómo percibimos las diversas complexiones físicas?
Sí, tenemos que homogenizar la percepción del desnudo masculino tanto como el femenino, nos resulta simple, liviano, no nos provoca prejuicio alguno estar frente a un desnudo femenino, pero no resulta igual para el desnudo masculino, nos hemos vuelto entrañablemente insensibles a la belleza del desnudo masculino dentro del arte, Resulta inadmisible que el cuerpo masculino pueda ser objeto de deseo heterosexual o del deleite visual de las mujeres, y esto se debe a la disposición que imponen en el siglo XlX los dueños de los principales museo, futuros galeristas, que sea el cuerpo de la mujer el objeto a ser representado, creando un sesgo sobre el desnudo masculino que existe aun hoy día..
Homogenizar la diversidad de complexiones físicas lo veo difícil, casi imposible, las variables son muchísimas, estamos hablando de los gustos particulares de cada uno de nosotros, de esos detalles que nos hacen click y logran encantarnos, uno se puedes sentir más o menos atraído por ciertas características del cuerpo del otro y no siempre son las mismas.
¿Qué viene para Rubén y sus Chicos Lartigue?
La continua conquista.
Texto por: Isaac Cruz.