Crónica del Vida Festival 2015

Tras la buena fama que consiguió el Vida, festival heredero del Faraday, en su debut el año pasado, necesitaba comprobar con mis propios ojos si era oro todo lo que relucía.
Todo lo que se dice sobre él es cierto. El Vida es un festival único que ha creado su propia marca y se ha sabido diferenciar de los demás. La oveja blanca del rebaño. Estamos acostumbrados a festivales masivos, emplazados en descampados, cuyos responsables sólo piensan en el dinero, enlatando a miles de personas sin pensar ni lo más mínimo en su comodidad y fichando grupos basándose exclusivamente en la gente a la que pueden hacer comprar el abono, sin importar su calidad musical.

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El Vida Festival está emplazado en la Masia d’en Cabanyes, un lugar mágico entre la naturaleza de Vilanova i la Geltrú, a una hora de Barcelona. A la hora de fichar, se antepone la calidad. Grupos de nivel (que no siempre va ligado con éxito, fama y reconocimiento) internacionales, nacionales y locales. No hay duda de que moviendo un presupuesto similar y emplazándolo en Barcelona, se podría haber conseguido multiplicar la asistencia y maximizar los beneficios, pero por extraño que parezca, no parece el objetivo principal de este festival. La antítesis del Arenal Sound. No pretenden congregar a 40.000 personas que luego les llenarán las redes sociales de quejas. Están contentos con sus 15.000, que seguramente volverán el año que viene. El Vida no quiere que vayas, quiere que vuelvas. Y se lo merece, por su marco incomparable, su cartel de calidad y su comodidad. No se me ocurre ningún otro festival en el que puedas andar tranquilamente hasta la primera fila mientras actúa el cabeza de cartel, por ello esun festival al que llevaría a mis hijos con total tranquilidad.

En palabras de su director, Daniel Poveda: “Nuestra idea era hacer un evento en el que la gente no fuese un número y donde todo el mundo se encontrase cómodo, ofrecer una experiencia completa más allá de la música. Queríamos dar un valor añadido a todo, tener una excelencia en los servicios y que todo generase una serie de emociones muy diferentes a lo que pueden encontrar en otros festivales. Nuestro concepto es totalmente diferente al del resto de festivales porque en España no hay costumbre de tratar así al público. He ido a todos los festivales de España y lo que me gusta del Vida es que la gente esté muy cuidada y vive una experiencia global y que siempre se está cómodo.”

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Pero hablemos de música. El sol aprieta en las primera horas de festival ( a eso de las 17:00), por lo que todo empieza en El Vaixell (El Barco), un escenario en forma de pequeña barca en el que la gente puede disfrutar, bajo la sombra de los inmensos árboles del lugar, de conciertos acústicos. Normalmente un cantautor con su guitarra, ya que no cabe mucho más encima del escenario.
El primero en subirse a “navegar” fue nada menos que Neil Halstead, uno de los compositores británicos más respetados desde que empezase su carrera publicando algunos de los mejores y más aclamados álbumes de shoegaze de principios de los noventa liderando la banda de culto Slowdive y posteriormente Mojave 3. Un concierto difícil de olvidar para los espectadores, pero también para él, ya que pese a su larga carrera difícilmente se había visto en una tesitura similar. La experiencia pareció gustarle, ya que posteriormente se le vio observando a Xoel Lopez, quien presentó su último disco: ‘Paramales’.

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Pero no fueron ellos quienes más nos gustaron encima del barco. Tampoco el decepcionante y decadente Nacho Vegas. La mejor fue la más joven: Núria Graham. El festival ya apostó por ella el año pasado, cuando apenas tenía 18 años, pero una inoportuna enfermedad hizo que finalmente cancelara.
Núria es de esas artistas que consiguen ser delicadas y potentes a la vez encima de un escenario. Derrocha talento y es verdaderamente humilde, lo demuestra cuando habla entre canción y canción, con su acento de Vic y su extrema simpatía y naturalidad, imposible de impostar, que nos conquista tanto como su música. El futuro es suyo y los más avispados ya se fijan en ella. Como el selecto festival portugués Paredes de Coura, que la ha confirmado para su edición de este año, donde se codeará con Tame Impala, TV on the Radio, Slowdive o Lykke Li.

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Y sigamos hablando de Catalunya, juventud, talento, humildad y proyección, porque Mourn también estuvieron en el festival. Con sólo un disco publicado, repleto de hits, y una media de edad de 18 años, ya se habla de ellos en NME y Pitchfork y están cautivando a los espectadores de Europa y Norteamérica. Un éxito instantáneo que puede llegar a resultar abrumador.

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Algo similar pasa con Hinds, que tocaron en el mismo escenario. Las madrileñas ya llenan salas y cuentan sus fans por miles en Gran Bretaña, pese a que ni siquiera tienen un disco publicado. No tienen un talento innato y les falta técnica, pero un par de escuchas en directo es suficiente para darse cuenta de que tienen una decena de hits instantáneos. Un grupo que destila diversión pura. Nos lo pasamos genial viéndolas, pero ellas aún más.
En esta ocasión tenían prisa por acabar, no lo ocultaron, pero tenían una razón de peso.

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Y es que Primal Scream empezarían su concierto en el escenario principal justo cuando ellas acabaran el suyo, y no estaban dispuestas a perderse a su ídolo Gillespie, quien ya se deshizo en halagos públicamente ante Hinds, acallando las críticas que llegaban desde España, tierra en la que tanto predominan esos haters que no pueden permitir que un grupo de chicas jóvenes y “monas” triunfen en la música.
Primal Scream son historia viva del rock y unos pilares indispensables de la música moderna. Asimismo, también son unos referentes del indie escocés y, sin duda, una de las bandas con uno de los mejores directos que hay en el mundo actualmente. Algo le pasaba a Bobby, al que noté triste y apagado en el escenario, pero como buen profesional, ejecutó de manera impecable de principio a fin. 

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The War on Drugs actuó como el otro gran cabeza de cartel del festival, después de que su último disco, Lost in Dream, fuera el considerado el mejor del año de manera unánime por la prensa especializada internacional. Tras la marcha del gran Kurt Vile, Adam Granduciel es el único líder, y con una mezcla de sonidos ambientales, guitarras, cajas de ritmo, saxos y unos sintetizadores que suenan inequívocamente a los clásicos de la Norteamérica de los 80 han conseguido hilvanar un sonido muy personal. Su actuación fue sencillamente perfecta, aunque es justo reconocer que se hizo un poco larga y tediosa.

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Y mientras todos esperábamos un debate que enfrentara a los partidarios de Primal Scream contra los de The War on Drugs, llegó un artista a toda velocidad, que absorbiendo el rebufo de ambos se convirtió en el ganador indiscutible de la edición. No fue otro que Josh Tillman, con su proyecto Father John Misty, que se destapó como uno de los mejores showman de la actualidad, un artista completo que parece destinado a hacer algo muy grande. Imagino que él ya lo sabe, porque se atrevió a dejar un grupo de la talla de Fleet Foxes. La valentía ha tenido premio.

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La revelación del festival fue Benjamin Clementine, que nos dejó boquiabiertos con su impresionante voz y poderosa interpretación. Su original forma de cantar y una de las presencias más imponentes de la escena internacional, tan sólo con un piano y su voz.

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Recién terminada la segunda edición del Vida Festival, con la asistencia de 19.500 personas, ya se conoce el primer grupo que participará en su edición de 2016, que se celebrará del 30 de junio al 3 de julio. Por Vilanova i la Geltrú pasará The Divine Comedy. El líder de la banda, Neil Hannon, protagonizó un simpático vídeo en el que él mismo daba la notícia.
Antes de que termine 2015 tendrá lugar la fiesta de presentación, el 12 de noviembre, en la Fábrica Damm de Barcelona, con un concierto de los belgas Balthazar, que también actuarán en Madrid.


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