1.- ¿Crees que el diseño tiene nacionalidad?
“Definitivamente lo tiene, esa es la parte divertida, el cruce. Es como tomar la mexicola y mezclarla con un chico o chica australiano a ver qué sucede, incluso las líneas se hacen más interesantes en proyectos en los que trabajes con alguien más, no serían nada sin esas colaboraciones.
Creo que mostrar el universo personal, en cada trabajo, cada vez que escribo, cada vez que hago un trabajo es tu marca registrada, es, para mí, que todos los que vean tu trabajo te reconozcan y cuando intenten copiarlo sepan que es una copia, copia de la copia.”
2.- ¿Cómo definirías el estilo de James Yeha Brown?
“Es como el arcoíris: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, es poderoso y siempre divertido. Si no es divertido es un problema.”
3.- ¿Cuál es la clave entre el buen diseño y el mal diseño?
“Oh mierda, ésa es una difícil… es una buena pregunta porque mi respuesta puede ser de muchas formas. Creo que tiene que ver con lo que platicaba el otro día sobre la belleza, debe de haber algún tipo de elemento de belleza personal.
Obviamente el buen diseño debe ser funcional, pero para mí ser funcional puede ser feo. En México por ejemplo, encuentras la belleza en cosas muy raras, por doquier.”
4.- ¿Si tuvieras que definir el diseño mexicano, cómo sería?
“Es el tapiz más rico del mundo, es un tipo de revelación del color, del espíritu, de la ingenuidad, es increíble, en todo, México es mágico, hombre, súper mágico, eres muy afortunado amigo.”
(Esas últimas palabras fueron para mí, el afortunado entrevistador de este peculiar, genuino y divertido diseñador australiano, al que Inkult Magazine no pudo realizarle la quinta y última pregunta pues el tiempo se agotaba y el público literalmente se abalanzaba hacia él… y ya saben lo que dicen: nunca hagas enojar a una muchedumbre).